Ya nos hemos referido en esta misma columna a la aparición de modelos construidos nada más ni nada menos que con aluminio. Durante los años 40’s y 50’s, algunos fabricantes de aeromodelos decidieron incorporar a su línea de producción modelos con estas características tan particulares. Este es el segundo de este tipo que les presento.
Casalaire
Louis Casale fue un muy conocido aeromodelista norteamericano que, entre otras competiciones, ganó la categoría escala en los Nacionales USA de 1934, ‘35 y ’36, lo cual no es poca cosa.
En los años iniciales de la posguerra la empresa Tison Bros. de Los Angeles le encomendó, para ser comercializado en forma de kit, el diseño de un modelo de vuelo circular. El resultado fue un modelo con fuselaje y timón de dirección metálicos, ala armada con costillas y largueros de madera balsa, recubierta con silkspan y estabilizador en balsa sólida.
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Tenía la apariencia general de un Luscombe y fue bautizado “Casalaire”, relacionando su nombre con el del diseñador. En realidad no fue un modelo “todo metal” sino un híbrido que, combinando distintos materiales indicaba la destreza de su diseñador, quien distinguía con claridad las limitaciones de los elementos con los que trabajaba.
La producción se inició en 1946 y cesó en 1948, aparece ofrecido en distintos anuncios de "Air Trails" y de “Model Airplane News” a un precio de 18.50 dólares, nada barato para esa época. En uno de ellos se lo ofrece conjuntamente con el motor bicilíndrico “Viking 65” que a su vez costaba 26.50 dólares.
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Con una envergadura de 115 cm y un largo de 75 cm, es evidente que de haber sido totalmente metálico difícilmente hubiera despegado del suelo. El kit incluía un frasco con dope, el silkspan y “los palitos” para construir el ala. El fuselaje venía en dos mitades (superior e inferior) que debían ser unidas con pequeños remaches, también incluidos en la caja, así como el resto de los componentes del modelo. Por todo ello no se lo puede considerar un “Ready To Fly”.
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Hemos localizado un tutorial que muestra el armado del modelo, permitiendo apreciar el espectacular nivel de perfección artesanal con que fueron construidas las distintas partes del modelo por parte del fabricante. También nos permite sospechar que el ejemplar en cuestión ha sido armado solo para exhibición, ya que el anclaje del ala al fuselaje (es la foto en la que la cámara del fotógrafo se refleja en el parabrisas) se realiza con cuatro tornillos que atraviesan los largueros de balsa del ala debilitándolos notoriamente.
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Es de desear que en el modelo operativo el ala se sujetara con bandas de goma, aunque en los dibujos constructivos no aparecen en el fuselaje los “palitos” necesarios para cumplir tal función, lo cual deja abierta la duda.
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CoLo que sí es notorio es el trabajo que debe ser desarrollado para armar el modelo, que no es para un principiante, ya que hay que poner en juego bastante experiencia y habilidad. Sin ir más lejos, la colocación de los remaches (cuyo método de ejecución se muestra en el instructivo) es todo un arte. Muchos aspectos del resto del armado también requieren un grado de conocimientos por encima del promedio.
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Como anécdota interesante podemos referir que en 1962 Louis Casale adaptó un ejemplar para radiocontrol colocándole alerones, entre otras modificaciones. Ese modelo voló en el aeropuerto de Chino, California y apareció en la edición de “American Modeler” del mes de Mayo de ese año. ¡Un final fácilmente previsible!.