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					Los “secos” y los “húmedos” 
					
					Por Juan Carlos Pesce (LV 2820) 
					
					La aparición de los motores eléctricos como nuevo  método 
					para impulsar nuestros aeromodelos de u-control  nos 
					ha permitido ver el enfrentamiento de dos filosofías 
					completamente distintas. Eso me motivó para informarme, 
					buscando en Internet sobre este tema, y ahora vuelco aquí lo 
					encontrado para compartirlo con ustedes. 
					
					Por un lado tenemos el tradicional sistema basado en los 
					motores de combustión interna, en los cuales la energía se 
					encuentra almacenada en el tanque en forma líquida y desde 
					allí se dirige al motor e ingresa al mismo a través del 
					carburador y con una sucesión de ciclos de 
					compresión-explosión-expansión, impulsa el conjunto de 
					pistón y biela haciendo girar el cigüeñal. 
					
					En cambio en los eléctricos la energía es generada por 
					una reacción química que se produce en el interior de las 
					celdas de la batería y, por medio de conductores, llega al 
					motor donde genera campos magnéticos para hacer girar la 
					pieza que es solidaria con el eje en cuyo extremo se 
					encuentra la hélice. Componentes electrónicos de estado 
					sólido intercalados antes de llegar al motor (controlador, 
					temporizador, etc.) permiten abastecer al motor del tipo de 
					electricidad que necesita para su funcionamiento y regular 
					su velocidad y tiempo de marcha.      
					
					Lo anterior, dicho en forma muy sucinta, nos revela las 
					notorias diferencias existentes entre ambos sistemas de 
					impulsión y abre la necesidad de analizar las consecuencias 
					que emergen de esta situación. La enumeración que veremos a 
					continuación (que es opinable y seguramente no es 
					exhaustiva) tiene por intención ilustrar sobre las 
					diferencias entre los motores de combustión interna y los 
					eléctricos. Nada más que eso y no otra cosa, ya que cada uno 
					es dueño de optar por lo que más le plazca. 
					
					  
					
					Los eléctricos exigen una inversión monetaria inicial 
					importante para hacer el cambio de filosofía. 
					
					Volcarse a modelos eléctricos implica para muchos el 
					aprendizaje de una tecnología totalmente nueva para ellos. 
					
					Los vecinos del campo de vuelo no son molestados por el 
					ruido, lo cual ayuda a conservar los campos existentes y/o 
					hacer gestiones para conseguir nuevos, incluyendo clubes 
					deportivos o escuelas. 
					
					Con los eléctricos la ropa no se impregna con olor a 
					combustible. Tampoco hay posibilidad de derrames de 
					combustible por manipuleo y carga del tanque. 
					
					Uno puede ir a una reunión y sentarse a la mesa, 
					directamente desde el campo de vuelo. Por supuesto, nos 
					lavamos las manos antes de comer, algo que la mayoría de 
					nosotros ya solemos hacer habitualmente. De todos modos no 
					conviene comentarlo a otros asistentes pare evitar que 
					comiencen a “imaginar” olores. 
					
					   
					
					En el sistema de energía eléctrica no hay silenciadores 
					sobresaliendo hacia la parte externa, lo que lo convierte en 
					un avión más aerodinámico. 
					
					La casi ausencia de ruido facilita la comunicación desde el 
					centro del círculo de vuelo con alguien que se encuentre 
					afuera. 
					
					Los modelos tradicionales (por ej. el “Nobler”) son 
					considerados por algunos como más “auténticos” cuando tienen 
					un motor de CI. 
					
					Los motores eléctricos arrancan en forma instantánea. Para 
					ponerlos en marcha no se necesita “darles pala” ni usar 
					arrancador. No hay riesgo de que el motor se detenga cuando 
					se lo debe tener regulando por periodos largos. 
					
					Los motores eléctricos no están condicionados por las 
					variaciones atmosféricas o de la altitud del lugar de vuelo. 
					
					Facilidad para intercambiar motores. Muchas marcas de 
					motores eléctricos tienen bancadas similares, o de lo 
					contrario, es relativamente fácil construirles bancadas 
					intercambiables. 
					
					En los viajes, los modelos eléctricos pueden atravesar más 
					fácilmente los controles de los aeropuertos que detectan 
					“olores raros”. 
					
					  
					  
					
					En los eléctricos la forma de aumentar la potencia es con 
					batería/s de más capacidad, lo que significa más peso en el 
					modelo. Esto puede llevar a un “círculo vicioso” de 
					imposible resolución. En cambio con los motores de CI se 
					puede recurrir al agregado de nitro al combustible, rebajado 
					de la tapa de cilindro, pulido de transfers, etc. 
					
					Se estima que con el paso de los años el peso de las 
					baterías LiPo tenderá a bajar, y los precios también. 
					
					Los equipos eléctricos en los que uno invierte ahora pueden 
					volverse obsoletos en unos años, aunque no necesariamente 
					tengamos que dejar de usarlos. 
					
					En general, los motores de CI son más resistentes a los 
					golpes que los eléctricos. 
					
					Las baterías LiPo son peligrosas, exigen ser vigiladas 
					atentamente durante la carga. El manipuleo durante su uso 
					debe ser cuidadoso para evitar riesgos de explosión e 
					incendio. 
					
					Descartar las baterías LiPo en forma responsable cuando se 
					han averiado o están agotadas implica tomarse algún trabajo 
					para no correr riesgos y para no contaminar el medio 
					ambiente con sus componentes, que son de carácter tóxico. 
					
					En general, los eléctricos tienen la necesidad de estar 
					cargando las baterías en el campo, para cada vuelo. 
					
					 Antes de proceder a recargar una batería LiPo después de 
					haberla usado, se debe esperar un tiempo hasta que se 
					enfríe. 
					
					Para tener continuidad en los vuelos hay que llevar varias 
					baterías (ideal 3 o más) con los  costos 
					que ello implica. Pero si se concurre al campo de vuelo con 
					varios modelos que tienen muy similar sistema de propulsión 
					eléctrico, se pueden utilizar las mismas baterías para todos 
					ellos. 
					
					Al volver del campo de vuelo es necesario colocar las 
					baterías LiPo en el cargador/descargador (y vigilarlas) para 
					llevar su carga al 60%/70% de su capacidad, ya que ese es el 
					nivel de carga con el que deben ser almacenadas. 
					
					Con los motores eléctricos la regularidad y consistencia en 
					la marcha del motor está asegurada. 
					
					El modelo eléctrico, una vez finalizada la puesta a punto de 
					su sistema de propulsión, no exige la realización 
					correcciones en el reglaje como consecuencia de cambios en 
					el clima u otros factores externos. Esto permite que el 
					comportamiento del modelo se repita vuelo tras vuelo, con 
					una muy alta predictibilidad. El CG no varía durante el 
					vuelo. 
					
					Si los componentes del sistema de propulsión eléctrico se 
					encuentran en correcto estado de mantenimiento, las 
					probabilidades de interrupción no programada de un vuelo 
					son, por lejos, sumamente remotas. 
					
					Es necesario controlar que las baterías estén bien cargadas 
					para evitar la interrupción de un vuelo. En los concursos 
					habrá que asegurarse que habrá tiempo suficiente entre vuelo 
					y vuelo para enfriar y recargar la/s batería/s. Por ello 
					habrá que asegurarse que en el campo del concurso existen 
					las fuentes de energía necesarias para todos los 
					interesados, o bien llevar nuestra propia batería extra de 
					12V y no correr el riesgo de agotar la de nuestro coche. La 
					alternativa será llevar un pack cargado para cada vuelo de 
					concurso y de práctica, lo cual representa una inversión. 
					
					Se pueden programar vuelos cortos perfectamente. Lo que 
					permite  probar 
					más cosas en un día y poner a punto su avión mucho más 
					rápido. 
					
					No hay riesgo de olvidarse de ajustar la aguja. No hay 
					problemas de tanque o de la línea de combustible. Las 
					baterías entregan energía constante de principio a fin. 
					
					El tiempo de vuelo se puede prefijar y no hay posibilidades 
					de sobrepasarlo.  No 
					hay desplazamiento de la masa de combustible dentro del 
					tanque en posición vertical o invertida. 
					
					No hay que apuntar hacia arriba la trompa del modelo con el 
					motor en marcha, antes de iniciar cada vuelo. 
					
					Los motores de combustión interna, con su ruido 
					eventualmente alejan a los animales (aves, perros, ovejas, 
					etc.) que estén en las cercanías del modelo. 
					
					Los modelos eléctricos tienen un mínimo de vibraciones, por 
					lo tanto sus estructuras pueden ser menos reforzadas y más 
					livianas, ya que no son tan exigidas como con los motores de 
					CI. Tampoco se impregnan de combustible y, a igualdad de 
					trato por parte del piloto, tienen mayores probabilidades de 
					durar más. 
					
					En modelos multimotores la administración de la potencia y 
					el tiempo de marcha de cada impulsor es más sencilla con los 
					eléctricos. Se pueden igualar las RPM más fácilmente. 
					
					En los motores eléctricos es mucho más fácil y menos costoso 
					invertir el sentido de marcha y, junto con la hélice 
					adecuada, es posible asegurar siempre la tensión de línea al 
					instante desde el despegue. 
					
					Algunas de las posibles fallas serían que las pilas no tomen 
					carga, fallas del cargador, rotura de cables dentro de 
					avión, soldaduras de cables mal realizadas, rodamientos del 
					motor que se engranan, soporte de la hélice se afloja del 
					eje. Pero son todos problemas fáciles de encontrar y 
					corregir. Parte de la competencia es la gestión de riesgos. 
					
					Se puede prescindir del tacómetro. Basta con pulsar el botón 
					de marcha, escuchar los pitidos del ESC (que indican las 
					revoluciones) y luego ir hasta la manija. Si hay que 
					corregir algo simplemente se pulsa el botón y se reinicia. 
					
					Con los eléctricos no hay que almacenar bidones de 
					combustible en casa. 
					
					La pintura y los entelados que se usen en los modelos 
					eléctricos no tienen que ser a prueba de combustible. 
					Tampoco se hace necesario impermeabilizar ninguna zona del 
					interior del modelo. 
					
					En los desarmables, las uniones de las partes no 
					necesariamente tienen que ser herméticas, y a prueba de 
					infiltraciones. 
					
					Los motores eléctricos permiten construir modelos a escala 
					respetando completamente la línea original y sin orificio 
					para la aguja en el capot. Sus desventajas son que no hay 
					sonido ni humo del escape. 
					
					 Los modelos eléctricos no requieren ser  limpiados 
					a fondo antes de subirlos al auto. 
					
					No hay que proteger con bolsas de plástico el modelo para 
					evitar que derrame algo de combustible en el auto o en casa. 
					
					Todo el mantenimiento que exige un motor eléctrico se reduce 
					al cambio de rodamientos cada 100/150 vuelos. Si los 
					rodamientos son unidades selladas (la gran mayoría) no 
					requerirán engrase durante su vida útil. 
					
					Los motores eléctricos 0 Km no necesitan asentamiento previo 
					antes de ser colocados en un modelo. 
					
					Los motores eléctricos pueden ser probados y ajustados en el 
					interior de la casa sin molestar a nadie. 
					
					Los modelos eléctricos pueden ser probados colocándolos 
					sobre el soporte integrado a la caja de vuelo sin 
					ensuciarla. 
					
					El ruido de los motores de CI advierte al espectador 
					desprevenido que se está acercando un modelo. 
					
					No hay seguridad de contar a lo largo del tiempo con una 
					provisión de combustible de características estandarizadas. 
					
					Existe la posibilidad de ajustar con precisión el tiempo de 
					vuelo de un modelo eléctrico. Lo cual es muy útil cuando en 
					una tarde se juntan en la pista muchas personas con 
					intenciones de volar. 
					
					Los modelos eléctricos tienen consistencia (o repetibilidad) 
					a lo largo del tiempo. O sea que mantienen sus 
					características, repitiendo vuelo tras vuelo sin necesidad 
					de nuevos ajustes, a pesar del paso de los días, semanas o 
					meses. 
					
					A igualdad del resto de las condiciones, un modelo eléctrico 
					se pone a punto con muchos menos vuelos que otro de CI. 
					
					El giro de la hélice en el mismo sentido que las agujas del 
					reloj le permite a un modelo afrontar mucho mejor los días 
					ventosos. En los eléctricos la inversión del sentido de giro 
					se logra sencillamente cambiando la polaridad del motor. 
					
					A los eléctricos la falta de sonido les quita realismo. 
					
					En los modelos eléctricos existe la posibilidad de regular 
					la energía que llega al motor manteniendo constante la 
					tracción, lo cual permite que no haya cambios de velocidad 
					con la nariz apuntando hacia arriba o hacia abajo. 
					
					  
					
					“Se aceptan comentarios” 
					
					  
					  
					  
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